domingo, 12 de octubre de 2014

CAPITULO 38



No tengo que verlo para saber que Gonzalo se encuentra allí.


Inmediatamente me precipito hacia la puerta para detener lo que va a suceder. Cuando llego a la puerta, Gonzalo está de pie en su lado del pasillo, mirando a Pedro.


Hago el primer movimiento. —Gonzalo, antes de decir algo...


Levanta la mano para hacerme callar. Sus ojos caen por un segundo a mi sostén, y se estremece como si estuviese esperando que lo que escuchó en realidad no haya sucedido. Aparta la mirada, y me cubro a mí misma de inmediato, avergonzada de que se enterara de todo. Mira a
Pedro, y en sus ojos se refleja una mezcla entre ira y preocupación. — ¿Cuánto tiempo?


—No respondas eso, Pedro —digo. Sólo quiero que se vaya. Gonzalo no tiene derecho a cuestionarle esto. Es ridículo.


—Un tiempo —dice Pedro, avergonzado.


Gonzalo asiente lentamente, dejando que se hunda en él. —¿La amas?


Pedro y yo nos miramos el uno al otro. Él mira a Gonzalo como si estuviera tratando de decidir a cuál de nosotros quiere que su respuesta complazca.


Estoy segura que la lenta sacudida de su cabeza no complace a ninguno de los dos.


—¿Al menos planeas hacerlo? —pregunta Gonzalo.


Sigo estudiando a Pedro como si alguien le preguntara el sentido de la vida. Creo que quiero la respuesta a esa pregunta mucho más que el propio Gonzalo.


Pedro exhala y niega otra vez. —No —susurra.


No.


Ni siquiera está planeando amarme.


Sabía la respuesta. Lo esperaba. Sin embargo, aún así me duele como el demonio. El hecho de que ni siquiera puede mentir para salvarse de decepcionar a Gonzalo, demuestra que esto no es un simple juego para él.


Este es Pedro. Pedro no es capaz de amar. Ya no, de todos modos.


Gonzalo agarra el marco de la puerta y presiona su frente contra su brazo, respirando lenta y constantemente. Levanta la mirada hacia Pedro con los ojos como flechas dirigidas a un objetivo. En toda mi vida, nunca he visto a Gonzalo así de enojado.


—¿Sólo estás follando a mi hermana?


Espero que Pedro caiga hacia atrás por el impacto de las palabras de Gonzalo, pero en lugar de eso, da un paso hacia él. —Gonzalo, es una mujer adulta.


Gonzalo da un paso rápido hacia Pedro. —Sal de aquí.


Pedro me echa un vistazo, y sus ojos están llenos de disculpa y pesar. No estoy segura si es por mí o por Gonzalo, pero hace lo que le pide.


Se va.

3 comentarios:

  1. No puede ser que Paula sea tan débil y se deje usar. Tiene que darle su merecido x hacerla sufrir tanto

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  2. Pienso lo mismo q silvina!,pau tiene q darle su merecido,no es la culpa d ella todo lo q le paso!,q le demuestre q vale y q si la quiera tiene q estar dispuesto a olvidar...espero muyy ansiosa los prox caps!bsoo @GraciasxTodoPYP

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  3. Estoy de acuerdo con las 2!!! Pau tiene q hacerse valer y respetarse! Ella no puede justificarlo siempre por las cosas q le pudo pasar en su pasado! No es justo!

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