miércoles, 8 de octubre de 2014
CAPITULO 30
No sabía que fuera buena actriz.
Sin embargo, tuve práctica. Cinco minutos de práctica. Me quedé en mi habitación, tratando de pensar en la mejor línea, la más casual para cuando entrara en la sala de estar para pedirle a Pedro su llave. Decidí esperar hasta un momento particularmente ruidoso durante el juego, y luego salí de mi cuarto y les grité.
—¡Tienen que bajarle al maldito televisor o ir a ver el juego al lado, porque estoy tratando de estudiar!
Pedro me echó un vistazo y trató de ocultar su sonrisa. Ian me miró con sospecha, y Gonzalo rodó los ojos. —Tú ve al lado —dijo Gonzalo—. Estamos viendo el juego —Miró a Pedro—. Puede usar tu departamento, ¿no?
Pedro se levantó de inmediato y dijo—: Por supuesto. La dejaré entrar.
Agarré mis cosas, lo seguí fuera de mi apartamento, y ahora aquí estamos.
Pedro abrió la puerta de su apartamento para mí, a pesar de que no está con llave. Sin embargo, Gonzalo no lo sabe.
Entra y lo sigo. Cierra la puerta, y nos volteamos y estamos uno enfrente del otro.
—Realmente tengo tarea —digo. No sé lo que espera que suceda, pero siento que tengo que hacerle saber que sólo porque aparece después de unos días de distancia, eso no significa que es mi prioridad número uno.
A pesar de que más o menos lo es.
—Realmente tengo un juego que ver —dice, señalando por encima del hombro a mi apartamento, pero caminando hacia mí al mismo tiempo.
Saca los libros de mis manos y camina con ellos a la mesa, donde los deja.
Empieza a caminar hacia mí, y no se detiene hasta que sus labios se presionan contra los míos y no podemos seguir caminando más lejos porque mi espalda esta contra la puerta del apartamento.
Sus manos agarran mi cintura, y las mías están agarrando sus hombros. Su lengua se desliza entre mis labios y dentro de mi boca, y lo tomo, con mucho gusto. Gime y se aprieta contra mí mientras mis manos se deslizan por su cuello y cabello. Se aleja igual de rápido y retrocede varios metros.
Me mira como si fuera de alguna manera mi culpa que se tenga que ir. Pasa las manos sobre su cara con frustración y exhala profundamente.
—No, tienes que comer antes —dice—. Te voy a traer un poco de pizza. — Camina hacia mí, y me muevo a un lado sin responder.
Abre la puerta y desaparece.
Él es tan raro.
Camino a la mesa y empiezo a poner todo lo que necesito para estudiar. Estoy retirando la silla para sentarme cuando la puerta de su apartamento se abre de nuevo. Me doy la vuelta, y está caminando hacia la cocina con un plato en sus manos. Pone la pizza en su microondas, presiona algunos botones y la inicia, y luego se dirige directamente hacia
mí. Está haciendo esa cosa intimidante de nuevo, esa que me hace retroceder naturalmente ante él, pero su mesa está detrás de mí, y no puedo ir a ninguna parte.
Me alcanza y rápidamente presiona sus labios contra los míos. — Tengo que volver —dice—. ¿Estás bien?
Asiento.
—¿Necesitas algo?
Niego.
—Hay jugo y agua embotellada en la nevera.
—Gracias.
Me besa brevemente antes de que me libere y salga por la puerta.
Me desplomo contra la silla.
Es tan agradable.
Podría acostumbrarme a esto.
Pongo el cuaderno delante de mí y empiezo a estudiar. Una hora y media pasa, y entonces recibo un mensaje de él.
Pedro: ¿Cómo va la tarea?
Estoy leyendo el texto en mi teléfono, sonriendo como una idiota.
Han pasado nueve días sin verme o enviarme mensajes de texto, y ahora me está enviando mensajes, a veinte metros de distancia.
Yo: Bien. ¿Cómo va el juego?
Pedro: Medio tiempo. Estamos perdiendo.
Yo: Que mal.
Pedro: Sabías que no tenía cable.
Yo: ¿¿¿???
Pedro: Antes, cuando nos gritaste. Nos dijiste que fuéramos a mi casa para ver el juego, pero ya sabías que no tenía cable. Creo que Ian sospecha ahora.
Yo: Oh, no. No pensé en eso.
Pedro: Es genial. Está mirándome como si supiera que algo está pasando. Sinceramente, no me importa si lo sabe. Sabe todo lo demás sobre mí.
Yo: Me sorprende que no se lo hayas dicho ya. ¿No todos los chicos hablan de sus ligues?
Pedro: Yo no, Paula.
Yo: Supongo que eres la excepción. Ahora déjame en paz, tengo que estudiar.
Pedro: No vuelvas hasta que te diga que el juego ha terminado.
Pongo el teléfono en la mesa, incapaz de borrar la sonrisa de mi cara.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Geniales los 4 caps!!!!!!!! Me divierto con esta historia
ResponderEliminarMuy buenos los 4 capítulos!!! cuanto tiempo irá pasar hasta q Gonzalo se de cuenta?!
ResponderEliminarBuenísimos los capítulos! !!
ResponderEliminarLa empecé hoy, y ya llegue hasta este cap! Me encantaaaaa! Me la pasas x Twitter cda q subas? @GraciasxTodoPYP
ResponderEliminar